La espiritualidad y el punto de partida ético
- Jose Luis Tejeda
- 29 nov 2022
- 2 Min. de lectura

José Luis Tejeda Muñoz
Filósofo Clínico
Un aspecto muy importante y que ha generado todo tipo de definiciones y estudios es el ético, en el artículo anterior hemos diferenciado la moral de la ética, lo que puedes verificar consultando la página web https://www.joseluis-tejeda-munoz.com/post/la-espiritualidad-sobre-la-moral-y-la-%C3%A9tica donde encontrarás dicho artículo.
Es claro que la mayoría de las personas pretenden que sus principios morales apliquen a todos los seres humanos, sin embargo, esto no sucede, no es ni tan fácil ni tan claro como sumar dos más dos, en donde todos coincidimos sin ningún problema.
Un primer error es partir del hecho de asumir de manera a priori de que el bien es independientemente de la conducta, sino que es una especie de ley externa que se aplica a la conducta humana para calificarla, y si la conducta es contraria a dicha ley o conjunto de principios entonces la conducta será errónea y mala.
Digo que es errónea porque plantea un problema que es: ¿De dónde salió dicha ley o conjunto de principios y normas, quién la puso, y cuál sería su valor objetivo? Y es aquí donde la diferencia entre las personas es enorme pues su origen va desde un Dios, pasando por la conciencia y llegar finalmente a colocarla en la naturaleza que se siente y expresa dicho conocimiento, nada más subjetivo.
Esto no importa de quien lo diga, el hecho es que es subjetivo, ya sea personal o grupal.
Analicemos en principio si esta ley procede de Dios, y quienes ofrecen esta respuesta se basan, puntos más puntos menos en que Dios como ser perfecto no se equivoca y por tanto esta ley es correcta, infalible y dirige la conducta humana sin error; pero esto plantea algunos problemas iniciales, uno de ellos es ¿cómo sabemos que estas normas y principios proceden de Dios? Y las respuestas no se dejan esperar, está en los textos sagrados, sea de la religión que sea, donde Dios ha expresado su voluntad; pero lo que es evidente es que dichos textos fueron escritos por seres humanos, ya que Dios no escribe textos, entonces la salida no sé si es peor, porque la afirmación es que Dios se lo comunicó a una persona y este lo escribió, pero la situación se torna más compleja cuando observamos que quién recibió el mensaje, en algunos casos, y quienes lo escribieron no son la misma persona, sino que dicho mensaje primero se transmitió de forma oral de una generación a otra y luego alguien lo escribió, pero para todos es bien sabido el fenómeno del teléfono descompuesto; pero algo que es peor, es que la calificación de bien parece que siempre aplica al grupo de pertenencia y el mal a los grupos distintos a este, así que divide a la sociedad en buenos y malos, donde los buenos son los que escuchan dicha palabra y la siguen y malos los infieles que no la siguen y no la conocen.
Es claro que esta postura, sin calificarla de errónea, por lo menos ofrece muchas inconsistencias y un grado de subjetividad total.
Continuará...
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